martes, 31 de mayo de 2011

Primero te seguí, te busque, incluso podría haber hecho que fueses tú la que llegases hasta a mí, pero así la aventura me semejaba mucho más emocionante. Allí estabas, sola pero acompañada, en una tarde soleada. Ilusionado durante el camino de vuelta, los dos solos, miradas desde la distancia, velocidad en el caminar, calles solitarias. Ya en el hogar, todo ocurrió muy de prisa. El verdadero motivo de tu reclamo no pude disfrutarlo, ya no olías como decían. El sinsabor y la desilusión coparon mi mirada. Poco a poco te fui degustando, tan atractiva como siempre, tan rica como nunca.

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